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Adviento

“Viene el Señor, Aleluya,

 y en su día brillará una gran luz, Aleluya”.

Virgendeladviento


 
Reflexión en el primer Domingo de Adviento
P. Agustín Apaolaza
          Prior del Monasterio de Estíbaliz (Álava)

Este año he escogido el Salmo 79 como reflexión para vivir el adviento. En primer lugar recordaremos algunos lugares donde utilizamos este salmo en la liturgia de Adviento. Después veremos cómo nació este salmo, su ambientación y cómo se mueve la oración en este salmo,  finalmente veremos algunos testimonios de los Santos Padres.

 

                           veladeadviento
                                                                                               
                                         
“Pastor de Israel, escucha
tú que guías a José como a un rebaño;
tú que te sientas sobre querubines,
resplandece ante Efraín, Benjamín y Manasés.
Despierta tu poder y ven a salvarnos.
 
Oh Dios, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.

 Señor, Dios de los Ejércitos,
¿hasta cuándo estarás airado
Mientras tu pueblo te suplica?
 
Les diste a comer llanto,
a beber lágrimas a tragos;
nos entregaste a las contiendas de nuestros vecinos, nuestros enemigos se burlan de nosotros.
 
Dios de los Ejércitos, restáuranos,
Que brille tu rostro y nos salve.

 Sacaste una vid de Egipto,
Expulsaste a los gentiles y la trasplantaste;
Le preparaste el terreno
y hecho raíces hasta llenar el país.

                                                                                      
     
Su sombra cubría las montañas
Y sus pámpanos los cedros altísimos:
 Extendió sus sarmientos hasta el mar
Y sus brotes hasta el gran río.
 ¿Por qué has derribado su cerca
para que la saqueen los viandantes,
la pisoteen los jabalíes
y se la coman las alimañas?
 Dios de los Ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
la cepa que tú diestra plantó
y que tú hiciste vigorosa.
 La han talado y le han prendido fuego;
con un bramido hazlos perecer.
Que tu mano proteja a tu escogido,
al hombre que tu fortaleciste.
 No nos alejaremos de ti;
Danos vida para que invoquemos tu nombre.
Señor, Dios de los Ejércitos, restáuranos
Que brille tu rostro y nos salve.
                                                                            

      

                                


 1.   El uso de este salmo en la liturgia de Adviento.

En la Eucaristía de los días de la semana:

-         Sábado de la 1ª semana: antífona de la entrada de misa:”Ven, Señor, tú que te sientas sobre querubines, que brille tu rostro y nos salve”.

-         Sábado de la 2ª semana: antífona de la entrada de misa la misma de la 1ª semana.

-         Sábado de la 2ª: salmo responsorial: “Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve”.

En la Eucaristía de los Domingos:

-         Domingo IB: salmo responsorial: “Señor, Dios nuestro, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve”.

-         Domingo IV C:     salmo responsorial: el mismo que el domingo primero.

En las oraciones:

-         Jueves de la 1ª semana: “Despierta tu poder, Señor, y ven a socorrernos con tu fuerza”. Está tomado del salmo v.3. Lo mismo el viernes de la 1ª semana.

-         Jueves de la 2ª semana: “Despierta, Señor, nuestros corazones”(v.3)

-         Sábado de la 2ª semana: “Que amanezca en nuestros corazones el resplandor de tu gloria” (v.2).

-         Lunes de la 3ª semana: “ilumina las tinieblas de nuestro espíritu”(v.4.8.20)

En la liturgia de las horas:

-         Lunes 1ª semana: vísperas responsorio breve: “Despierta tu poder y ven a salvarnos, Señor de los Ejércitos. Que brille tu rostro y nos salve”.  Este mismo texto también en el responsorio breve de vísperas de martes, miércoles, jueves y viernes.

-         Lunes 2ª semana: vísperas responsorio breve: “Despierta tu poder y ven a salvarnos, Señor de los Ejércitos”. El mismo texto en el responsorio breve de vísperas del martes, jueves y viernes.

-         Lunes 3º semana: vísperas responsorio breve: “Despierta tu poder y ven a salvarnos, Señor de los Ejércitos. Que brille tu rostro y nos salve”. El mismo texto en el responsorio breve de vísperas de martes, miércoles, jueves y viernes.

19 de Diciembre: vísperas responsorio breve: “Despierta tu poder y ven a salvarnos, Señor de los Ejércitos. Que brille tu rostro y nos salve”. El mismo texto en el responsorio breve de vísperas de 20, 21, 22 y 23 de diciembre.

En este recorrido que hemos hecho, hemos encontrado que la liturgia insiste en algunos aspectos importantes del salmo 79: ven, que brille tu rostro y nos salve, despierta tu poder, restáuranos. En esta actitud orante del salmo podemos recorrer los días del Adviento, y podremos vivir el misterio de este tiempo litúrgico.

2.   ¿Cómo surgió este salmo?

No hay duda de que se trata de un salmo de súplica colectiva. Es el grito de un pueblo que sufre. No se puede precisar más con seguridad de qué desgracia se trata. El pueblo sufre la persecución de los enemigos, que son considerados como “jabalíes”, alimañas (14). “Nuestros enemigos se burlan de nosotros” (7). El pueblo de Israel se encuentra oprimido, aplastado, deshecho: una tragedia nacional.

      En esta situación, cualquier otro pueblo hubiera desesperado, o se hubiera refugiado con nostalgia en el pasado, sin esperanza en el futuro. Pero Israel no duda en la supervivencia, porque no duda en el amor que le tiene Dios. Espera en la salvación de Dios: no es un sueño, está seguro de ello. El estribillo (4.8.20) nos indica la fe de este pueblo.

3.   ¿Cómo se mueve la oración en este salmo?

1º. Empieza con una invocación a Dios. No empieza mirando a su sufrimiento, sino mirando a Dios:  “Pastor de Israel, escucha”(2). Parece como si desde un tiempo a esta parte, Dios estuviera dormido, y le dice que despierte. En los versículos 2-4 tenemos resumido todo el salmo, con verbos en imperativo: escucha, resplandece, despierta tu poder, ven a salvarnos. Además de imagen del pastor, tenemos la imagen de la luz (que brille tu rostro) para expresar la salvación de Dios.

 2º. Una vez que el salmista se ha puesto en contacto con Dios, ahora le da cuenta de su situación angustiosa (5-7). Tiene la confianza y la sencillez de dirigir a Dios un reproche: “¿Hasta cuándo estarás airado, mientras tu pueblo te suplica? (5). Hace falta tener mucha familiaridad con Dios para decirle eso.

 3º. Después de expresar a Dios su desgracia, sin preparación alguna, bruscamente introduce la alegoría de la viña (9-18). La viña representa a pueblo de Israel. El pueblo se dirige a Dios recordándole las hazañas que hizo a su favor en otro tiempo. Es como si el salmista se diera cuenta de que con el Señor tiene más eficacia recordarle su ternura y su bondad que hacerle reproches. Recordar a Dios el amor con que ha tratado a su pueblo en otro tiempo es medio eficaz para despertar a Dios al amor actualmente.

 4º. En el movimiento de esta oración, hay un elemento importante: una promesa del pueblo de que en adelante será fiel a la alianza de Dios: “No nos alejaremos de ti, danos vida para que invoquemos tu nombre” (19). Esto supone que en el pasado se habían alejado de Dios. El pueblo había buscado apoyo y ayuda fuera de Dios. La apostasía pasada se convertirá en adelante en fidelidad: invocarán el nombre de Dios.

 5º. Esta oración termina con una súplica: “Señor, Dios de los Ejércitos, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve”. Esta misma petición hemos encontrado ya en los versículos 4 y 8. En el último versículo del salmo la salvación está relacionada con el rostro de Dios: “Que brille tu rostro y nos salve”. “Nos salve” es la última palabra del salmo. Es como si el salmo terminara con el nombre de Jesús, que quiere decir salvador (Mt 1,21) el salmo queda iluminado con la palabra: “Nos salve”. Y tenemos que recordar que este poema tiene un vocabulario rico sobre la salvación: Resplandece (3), despierta tu poder (3), ven a salvarnos (3), restáuranos (4.8,20), vuélvete (15), que brille tu rostro y nos salve (4.8,20), mira desde el cielo (15), ven a visitar tu viña (15), que tu mano proteja a tu escogido (18), danos vida (19).

      El movimiento de este salmo supone mucho camino: desde Dios pastor donde empieza, pasando por la descripción del sufrimiento y de la viña, hasta llegar a una plena confianza en la liberación y la salvación de Dios.

 4.   Algunos testimonios de los Padres de la Iglesia

 -Eusebio de Cesarea  comentando el v.2 dice: “Este salmo anuncia la llegada de Cristo. El que pastorea a Israel es el Verbo de Dios. Las expresiones siguientes: tú que guías a José, escucha, despierte tu poder y ven a salvarnos aluden a la venida de Cristo. Este autor ve en la destrucción de la viña (13-14) la profecía de la ruina del pueblo judío después de la victoria de los romanos en Palestina. Y comentando el v.18, dice: “El Espíritu Santo enseña que no hay más que un remedio a todo lo que se ha dicho, es decir, la venida de Cristo entre los hombres”. Y comentando el v.19 dice: “ A partir de la aparición del Salvador, abandonaremos los ídolos y no nos alejaremos de ti”.

 -San Agustín comentando en el v.3 “despierta tu poder”, lo aplica a la cruz y a la resurrección de Jesús: crucificado en la debilidad, pero resucitado en el poder (2Cor 13,4). Las contiendas del v.7 se refieren, según S. Agustín, a las persecuciones contra el crucificado – resucitado. “Se habla aquí, dice S. Agustín, sobre la venida de nuestro Señor y Salvador y sobre su viña, es decir, sobre su Cabeza y el Cuerpo, el Rey y el pueblo, el pastor y el rebaño, el misterio de todas las Escrituras: Cristo y la Iglesia”.

 - Ruperto de Deutz dice que en este salmo los fieles antiguos pedían la venida del Mesías.

 -Orígenes comentando “despierta tu poder” del v.3, dice que Cristo es el poder y la sabiduría de Dios según 1Cor 1,24. Y comentando “brille tu rostro” del v.8, dice que Cristo es este rostro, porque es imagen del Dios invisible, el primero de toda criatura ( 2 Cor 4,4; Col 1,15). Cristo es el rostro del Padre.

Orígenes y otros Padres ven en la expresión “la pisotean los jabalíes” (14) la designación del diablo. Comentando en el v.19 “danos vida”, dice. Él nos vivifica es aquel que dijo: Yo soy la vida.

 -Hesiquio de Jerusalén comentando la palabra “Israel” del v.2, dice: “En el v.2 Israel designa a los que reconocen a Cristo en su alma como Señor y Dios”. Y comentando “Tú que te sientas” dice: “Tú, el verbo de Dios, resplandece. Muéstranos tu rostro y seremos salvados”.

Los padres de la Iglesia, en general han visto en este salmo las profecías de la venida de Cristo. Si en otro tiempo Dios era pastor de su pueblo, eso era preparación a Cristo buen pastor que da su vida por las ovejas. Esta venida de Cristo es el remedio de salvación para toda la humanidad: nos ofrece su vida nueva.

 Conclusión

     1. Hemos partido de unas orientaciones del P. Aldazábal para celebrar con fruto el Adviento: reorientar nuestras vidas hacia Dios. Las tenemos ya orientadas, pero ahora reorientar en Adviento. Y ¿cómo? Nos decía el P. Aldazábal: recurriendo a las lecturas y cantos que tenemos en las celebraciones litúrgicas. Para ello, hemos escogido el Salmo 79. Hemos descubierto que es un grito de un pueblo que desea ser liberado, desea sobrevivir a una catástrofe nacional. Es el grito a Dios que parecía estar dormido: “Despierta tu poder y ven a salvarnos”.

     2.   La oración de este salmo ha sido eficaz, y ha llegado el nuevo pastor, el buen pastor, que dirige a su pueblo y da su vida por las ovejas. Nosotros no celebramos el Adviento como si el Mesías no hubiera venido todavía. Lo que queremos es que la salvación que ha traído Cristo al mundo en su nacimiento, muerte y resurrección podamos hacer nuestra, participando en su vida nueva. Queremos realizar en nosotros el misterio de Cristo recurriendo a los textos bíblicos, como el salmo 79, pero también a la celebración de los sacramentos.

3.   Adviento puede ser una buena ocasión para redescubrir la centralidad de Cristo en la historia de la salvación y en la historia de cada uno de nosotros.

S. Benito nos recordaría en este Adviento: “No anteponer nada al amor de Cristo” (RB 4,21). Sería interesante que nos detuviéramos en los títulos de Cristo que hemos encontrado en este salmo leído a la luz de los testimonios de los Padres de la Iglesia: pastor que da la vida, luz del mundo, Salvador, rostro del Padre, muerto y resucitado, autor de la vida nueva.

4. Solemos decir que el Adviento es un tiempo de gracia. Pues abrámonos en este tiempo a la gracia de Cristo buen pastor, de Cristo luz del mundo, de Cristo Salvador, de Cristo muerto y resucitado, de la fuente de la vida nueva, tal como nos dice este salmo interpretado por los Padres de la Iglesia.

5. El Adviento no presenta el aspecto de penitencia y conversión como la cuaresma, pero tenemos en el v. 19 la promesa del pueblo: no nos alejaremos de ti, y tres veces aparece el verbo “Restáuranos” (4.8.20).

6. Toda esta vivencia cristiana no puede ser realidad sin la fuerza del Espíritu Santo. Tenemos que recordar que el Adviento es tiempo del Espíritu, y habría que recorrer las oraciones de Misa. Por ejemplo, la oración colecta del miércoles de la 1ª semana: “Señor, Dios nuestro, prepara nuestros corazones con la fuerza del Espíritu para que cuando llegue Jesucristo, tu Hijo, nos encuentre dignos de sentarnos a su mesa.

 


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