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Monasterio de Alloz

                                                                                
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Palabra de vida                                

                  Domingo 3º de Cuaresma “B”

En nuestro caminar hacia la Pascua, llegamos a este tercer domingo de Cuaresma, en el que nos disponemos a celebrar con alegría y en comunidad, la fe compartida en un Dios que nos pide una respuesta clara en el cumplimiento de sus Ley.
El Evangelio nos recordará que a Dios se le encuentra en la persona de Jesucristo más que en cualquier lugar físico. Él es el auténtico templo de Dios. También cada uno de nosotros, tendremos que atrevernos a vivir con gozo como templos vivos; ya que por el Bautismo hemos recibido la vida de Dios y Dios habita en nosotros.

El Templo, signo de Cristo
Lo más significativo del Templo, como lugar sagrado, es ser lugar de encuentro con Dios, paciente, compasivo y misericordioso, que es capaz de consolar nuestras tristezas, perdonar nuestros pecados, corregir nuestros errores y abrazar con misericordia nuestra fragilidad y  nuestra miseria.
El corazón de Cristo es el lugar de encuentro por excelencia con el Padre. Sus palabras y sus gestos hacen visible y tangible la misericordia de Dios en medio de la historia de una humanidad peregrina y doliente. Por eso, todas las situaciones dolor y desesperanza que atraviesan el corazón de la humanidad, repercuten en el corazón de Cristo haciendo un eco eterno en el corazón del Padre.
El Templo era un signo de Cristo y Cristo llevaba a su plenitud la misión del Templo. Para quienes negociaban con Dios, el corazón de Cristo se revelaba como lugar de conversión. Para los pequeños, los pecadores, los pobres, y todos aquellos que eran mantenidos al margen del encuentro con Dios, el corazón de Cristo se ofrecía como lugar de acogida cordial, de consuelo y de compasión.
Los cristianos somos templos de Cristo en medio del mundo y de la historia. Nuestra vocación y misión es ser un espacio sagrado donde las personas puedan encontrarse con el Padre a través de la caridad y de la verdad. Un lugar donde puedan sanarse corazones y reconciliarse historias. Un lugar que haga visible que Dios es amor en un Evangelio hecho vida.

Como templo de Cristo en lo cotidiano:

¿Cómo se hace visible el amor de Dios a través de mis palabras, mis gestos y mis actitudes?
¿Cómo vivo la misión de ser un espacio sagrado para que las personas puedan encontrarse con el Padre?

Oración:
Señor, te pido la gracia de que en esta Cuaresma pueda prepararme bien para vivir junto a ti, tu pasión, muerte y resurrección.                                             

   Virgen del Cister